Tal vez extrañe pero divido mi existencia en una suerte de compartimentos estancos. Esto es: cada cosa en su sitio.

Por ejemplo, no mezclo la vida real, los problemas, fracasos, desilusiones y sinsabores de mi actividad humana con este rincón de expresión. Seguramente para preservarlo  en cierto modo inmaculado, no manchado por mi proverbial habilidad para estropear todo a velocidad supersónica.

¿A dónde van los blogs que mueren?

Los que mueren de verdad, no los que vagan como fantasmas por la blogosfera como si anduviesen por el inexistente limbo.

No se sabe.

O sí se sabe y no nos lo dicen

¿A dónde han ido los cadáveres que he dejado en el camino?

No se sabe.

O sí lo sé y no lo digo.

El infinitivo del verbo saber es: saber; el gerundio, sabiendo y el participio es sabido. Todo transcurre así, al son de la cosas, nos creemos únicos, pero quía, hacemos lo que todos. Nos marcan varias reglas, como las de los verbos y las seguimos a pies juntillas.

Es desazonador cuando uno se convierte en tema de conversación, lo sé.

Algunas veces me noto poseedor de un negro hado, otras veces no y algunas a medias.

Ya sé que no aclaro nada, pero primero me tengo que aclarar yo.

No busquéis arcanos en esta entrada, no hay artificios, es un mero ejercicio caligráfico sin mucho sentido.

O tal vez no.

httpv://www.youtube.com/watch?v=lrCq4_bR-V8

6 comentarios en “Clasificación

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